martes, 18 de mayo de 2010

En el cine, las películas realizadas con el propósito de promocionar el nazismo eran tan malas, que el público las abucheaba. Frink, el ministro del interior, promulgo une disposición que castigaba el comportamiento traidor por parte del público del cine.
Hitler encontró el modo de neutralizar la oposición eclesiástica. En 1933, firmo un convenio (conocido como concordato) con el papa, por el cual se comprometió a respetar a los católicos alemanes, a cambio de la disolución del poderoso partido del centro católico. A las iglesias protestantes las coloco bajo la dirección de un primer obispo nazi.

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